Un cartón
Martes por la mañana. Amanecer frío una
mujer de aproximadamente setenta años con un gran carro, recorre las frías
calles de Villa Pueyrredón en busca de cartones.
Con pantalones holgados, una camiseta y un
simple buzo sobre su delgado cuero se detiene en casa cesto de basura, hurgando
entre las bolsas negras, blancas y de colores examinándolas detenidamente en
busca de cartón para poner en su carro.
Cuando se agacha, sus grandes anteojos se
resbalan por el puente de su nariz y procura, antes de levantarlos con cuidado,
limpiarlas con sus pantalones que están menos sucios que su buzo.
Un hombre sale de su casa con tres grandes
bolsas, observa para todos lados antes de salir mirando con desconfianza a la
mujer que está parada al lado de un enorme tacho de basura.
Ella espera a que el hombre deje su basura
en el tacho para acercarse pero el señor se mantiene parado en la puerta sin
moverse, mirando impaciente a la mujer.
- -Señora,
¿se puede ir por favor?
La mujer lo mira sorprendida.
- - ¿Cree
que voy a robarle? Solo estoy trabajando, ¿usted no trabaja?
- - Eso
a usted no le importa. Retírese por favor.
- -Solo
quiero saber si tiene un cartón, quiero visitar a mis hijos ellos viven en otra provincia y viajo una vez al año
para verlos. No consigo trabajo. Esto es lo único que puedo hacer.
El hombre suspira y vuelve a mirar para
todos lados, avanza y deposita las bolsas en el tacho de basura, al lado de la
mujer.
- -No
se moleste en revisar esas bolsas. Espéreme acá.
Ella lo mira un poco confundida, pero no se
mueve del lugar en donde está. Él entra en su casa y luego de unos minutos sale
cargando una gran cantidad de cartones, los deja en el carro de la mujer y se
dirige a la entrada de su casa.
- -Gracias-
susurra la mujer, el hombre solo asiente
con la cabeza y desaparece en el interior de su casa. La señora toma su carro y
camina hasta el próximo tacho cercano, para continuar con su trabajo a pesar
del duro día de invierno que le espera por delante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario